India, en tu alma llevas el dolor en silencio,
eres dulce pareja de aquel indio que
grita su libertad al ver su territorio invadido
por hombres necios y arrogantes que solo
buscan el lucro y no la paz de una tierra
amada por almas que llevan en su sangre
el olor a tierra húmeda y fértil.
India, madre de generaciones de indios
que nacen para ver el cielo puro con
nubes que traen presagios funestos
de un mundo de destrucción y cautiverio
para la naturaleza que ellos con amor
cuidaron y le dieron vida con su
naturaleza pujante y aguerrida.
India, solo tu sabes sobrellevar
el dolor de tus hijos al ver como
sus tierras son desbastadas por manos
poco ortodoxas con el dicho de que
llego la ciencia y el adelanto tecnológico
según ellos la humanidad progresa,
sin escuchar el lamento de la tierra.
India, que todo ves y todo callas,
eres el fiel reflejo de aquellas tierras
desbastadas por el hombre blanco,
tu miras en silencio el asfalto que remplaza
a lo que un día fue un jardín prospero,
un bosque con sus aves trinando
y animales luchando por sobrevivir.
India, calla, sufre y con tus lágrimas
riega aquel desierto que el hombre blanco
creo, con su afán de grandeza
y su ambición desmedida, con la única meta
de llegar a ser grande en un mundo lleno
de hierro y cemento que son mas fríos
que el cuerpo muerto de muchos indios.
¡India! sal y grita el dolor inmenso
que llevas en tu alma y así acallar
y calmar la sed de justicia de tu gente
que clama por las tierras que un día
les perteneció, ¡Hay! ¡india!
quien pudiera morir en paz al ver
tanta calamidad.
Autora : Ana Salazar
Derechos reservados.
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